Seguramente te has hecho esa misma pregunta muchas veces, y la respuesta es, como regla general: hacer todas las correcciones en modo RGB y luego, si tenemos previsto hacer uso de la imagen en papel, la convertimos a modo CMYK al final del proceso de la corrección.
La razón por la que lo hacemos así es que el modo CMYK omite gran parte de los datos de una imagen, por lo que no tiene mucho sentido corregir una imagen con bastantes menos datos de los que puede capturar un escáner.
A la hora de hacer las correcciones conviene disponer de todos los datos posibles , y por esa razón no es hasta que todo está terminado que realizamos la conversión a CMYK y omitimos todos los que no se utilizan para imprenta.
Fuente: Trucos esenciales | Scott Kelby & Felix Nelson